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Rechazamos el debate sobre la prostitución en la universidad

Tras la cancelación hace un mes de unas jornadas en A Coruña debido a las críticas de colectivos feministas, veinte universidades españolas (públicas) han acogido la idea de realizar debates entorno a la cuestión del trabajo sexual, bajo el hashtag #UniversidadSinCensura y enmarcado en las actividades del actual curso. El marco argumental bajo el que se plantean dichas charlas sitúa la necesidad de diálogo y debate en torno a la prostitución, partiendo de la controversia de posiciones al respecto. Desde el Frente de Estudiantes hemos reflexionado acerca del papel que debemos tener en el debate. Consideramos que lo que se justifica bajo el “inatacable” -si bien falseado argumento de fomentar el debate abierto esconde, en realidad, la naturalización de la prostitución, el proxenetismo y todo lo que ello conlleva, convirtiéndose en un ataque frontal a la lucha por la igualdad real entre hombres y mujeres.

Nuestra oposición a las charlas organizadas por #UniversidadSinCensura se argumenta por dos vías. La primera de ellas se desprende del marco de análisis utilizado para el documento “La mujer en la educación”, según el cual entendemos la prostitución -y las realidades que giran alrededor a ella- profundamente ligada a la realidad económica que hay detrás. Este tipo de charlas, que buscan llevar a debate la regulación de la prostitución, se sostienen sobre el principal argumento de la libre elección, de que las mujeres eligen prostituirse porque les gusta y utilizan la libertad individual -que, como decimos, está condicionada por factores exógenos- para intentar justificar y blanquear una realidad que supone la cosificación y explotación del cuerpo de la mujer, en vez de plantearse realmente cuál es el problema de raíz que lleva a las mujeres a prostituirse. Se trata de un camino, en la inmensa mayoría de veces, no elegido, sino al que se ven empujadas mujeres a las que no les queda otra opción dada su pobreza, vulnerabilidad y escasez de recursos.

Por otro lado, entendemos que esa “libre elección” no es tal en la medida en la que no se eliminen las consideraciones económicas accesorias a la hora de analizar la cuestión: las mujeres no eligen libremente (en abstracto) la prostitución, sino que existe un contexto y unos factores que favorecen la existencia de ésta. A esto debemos sumarle que, en el caso de la trata de mujeres, esta situación se agudiza en una realidad cruda y profundamente deshumanizada, afectando incluso en algunas ocasiones a niñas menores de edad; y en todo caso con el mismo denominador común: la pobreza y la vulnerabilidad. Pero más allá de los condicionantes sociales que impiden la “libre elección” en abstracto, rechazamos la prostitución porque consideramos que es un mecanismo que endurece y reproduce la mercantilización de la mujer hasta un punto extremo: la sexualidad y el propio cuerpo; y que, por tanto, es una práctica nociva para la construcción de una sociedad y una educación basadas en la plena libertad e igualdad de los seres humanos: lejos de la cosificación y desde la humanización plena de hombres y mujeres.

En base a este posicionamiento, en segundo lugar, el hecho de que estas charlas se enmarquen en la universidad pública es, de por sí, contrario a nuestros planteamientos: aspiramos a que la universidad pública se encuentre al servicio del pueblo trabajador y garantice la igualdad entre hombres y mujeres. Debates de este tipo no encajan en el modelo educativo que defendemos, pues dan rienda suelta a posiciones contrarias a los intereses de las mujeres trabajadoras y, por mucho aspecto democrático que se busque, abren las puertas a planteamientos permisivos con realidades como la prostitución o la trata. En el documento de “La mujer en la educación”, debatido y aprobado por la militancia en su conjunto en el II Congreso, se establece como propuesta “eliminar todas las instituciones educativas que fomenten la segregación sexual, ya que perpetúan los roles históricos y estereotipos tradicionales”. Siguiendo esa línea, no podemos entender la prostitución desligada del modelo de sociedad, la sociedad capitalista, y el papel que rige en ella, fomentando y apuntalando una profunda desigualdad entre hombres y mujeres. Por todo ello, desde el Frente de Estudiantes nos oponemos a estas charlas en el marco de la universidad pública, organizando y coordinando una propuesta de trabajo común y unitaria que permita vincular a la comunidad educativa de todas las facultades en las que tenga lugar.

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5 Comentarios

  1. Enhorabuena por vuestro comunicado! Es un excelente análisis sobre la falsa controversia sobre libertad de expresión y vulneración de los DDHH de las mujeres.
    Bravo!
    Sólo añadir que además las mujeres tenemos derecho a disfrutar de una sexualidad libre y en igualdad de derechos con la satisfacción de nuestro deseo. No estamos para ser utilizadas para el satisfacer el deseo sexual de Otros.

  2. Os felicito por este posicionamiento y por hacerlo público. Como feminista defiendo la abolición y creo que planteamientos patriarcales y contrarios a los DDHH de las mujeres no deberían tener cabida en la universidad

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